Eduardo Arocena
Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.
SOCIALISMO O BARBARIE
Ahora más que nunca se ha puesto de manifiesto que el capitalismo neoliberal en el que vivimos no es capaz de asegurar que las necesidades vitales básicas, y por lo tanto, la dignidad y libertad de toda la población sean cubiertas. La escasez artificial creada por el capitalismo en el que se compite por bienes de consumo esenciales, los cuales sin la intervención estatal costarían un ojo de la cara, ha quedado revelada en todo su esplendor. Trump tuvo que recurrir a una ley de la guerra de Corea para ordenar a General Motors la fabricación de respiradores. Si se hubiese dejado en manos del mercado, esto no sería posible. No es rentable. Así ha ocurrido que España carecía de EPIs suficientes para el personal sanitario, y tuvo que importarlas porque la industria española está desmantelada en este mundo globalizado donde el oligopolio empresarial consigue más beneficios produciendo en el tercer mundo. Pero este fenómeno se repite con el petróleo o el gas. Somos dependientes de terceros. Vivir del ladrillo y el turismo no es sostenible en el largo plazo.
“Una de las consecuencias de este modelo capitalista es el vaciamiento de las zonas rurales, el hacinamiento en grandes ciudades y el incremento del traspaso de los virus de los animales a las personas (...) En esta crisis, son precisamente trabajadores muchas veces precarizados quienes están salvando nuestras vidas: enfermería, medicina, personal de supermercados, de limpieza, de recogida de basura, transportes, atención a mayores y los servicios sociales están trabajando para el conjunto de la población. Son todas y todos trabajadores de lo público o para lo público que durante toda la fase neoliberal han sido puestos en cuestión, precarizados, despedidos, cuestionados. Toda esa gente está del lado de lo social para que la barbarie no tenga hueco.” - Juan Carlos Monedero.
Sólo el Estado puede asegurar derechos comunes e iguales. Si no esto sería la ley de la selva, sálvese quien pueda. En España en 2008 el Gobierno decidió salvar a los bancos. Así nos fue: despidos, bajadas de salario, desahucios y recorte de derechos. Esta vez se ha optado por salvar a la gente: ERTEs, prohibición de corte de suministros básicos y de desahucios, moratoria de hipotecas, renta mínima vital, prestación para autónomos… No hay libertad ni seguridad si no se llega a fin de mes.
Nos enfrentamos a la falsa dicotomía de salvar la economía o salvar a la gente. ¿Qué tal salvar a la gente y su economía? Matamos dos pájaros de un tiro. Fernando Simón dijo en rueda de prensa que los modelos que manejaban pronosticaban entre 250.000 y 300.000 muertes si no se tomaban medidas. No quiero pensar qué habría pasado si los irresponsables antipatriotas del PP o Vox estuvieran gobernando. Bueno sí, ahi tenemos el horrible ejemplo de la Comunidad de Madrid donde habrá que investigar todo lo relacionado con IFEMA, los centros de atencion primaria cerrados, UCIs de hospitales privados sin utilizar, techos de hospitales que se vienen abajo, despido de los profesionales sanitarios contratados para hacer frente al covid, residencias de mayores convertidas en cementerios...
La patria no es colgar una bandera muy grande, es la gente. Defender la sanidad pública, la educación pública, las pensiones públicas, la ley de dependencia y ahora la renta mínima vital es defender a todos los ciudadanos. Y para eso la banca, la gran patronal, las megacorporaciones y los pijofachas de las caceroladas con cucharas de plata, palos de golf y ferraris tienen que pagar impuestos.
Defender a la gente es querer a tu patria.