Europa ¿tierra de asilo o de rechazo?
El pasado 11 de enero se celebró la charla Europa ¿tierra de asilo o de rechazo? de la mano del Doctor en sociología Imanol Zubero
ESCUELA SOCIAL. Inicia la sesión Manolo Burguete, presentando a Imanol Zubero, Doctor en Sociología y Profesor Titular de la Universidad del País Vasco, además de gran activista en la lucha social y en la lucha por la convivencia y la paz. Introduce la sesión Manolo haciendo referencia a los temores que están llevando a Europa a abrazar afirmaciones como que no cabemos todos, que Europa para los auténticos europeos, y otras cuestiones relacionadas con la intolerancia.
Comienza Imanol diciendo que nos preguntamos qué es Europa o qué va a ser en relación con los procesos globales de movimientos de personas, que en estos últimos años se expresan sobre todo en las figuras de los refugiados que huyen de la guerra de Siria, aunque hace mucho tiempo hay personas que por distintas causas buscan una situación mejor de la que tienen en su lugar de origen.
En los siglos XVIII y XIX los europeos poblaban el mundo, mientras que ahora es el mundo el que puebla Europa. En aquel momento huían de problemas locales en busca de soluciones globales. Huían de guerras de religión o de guerras civiles (casos de Suiza o España). Hoy pretendemos que aquellos que sufren problemas globales (guerra de Siria, hambruna de África), consecuencia de la globalización, se busquen soluciones locales.
Población Europea
Europa es una sociedad cada vez más vieja y reducida en población, que está rodeada de las sociedades más jóvenes del mundo. Es como un llamamiento a que la gente venga a ocupar espacio. Según los análisis demográficos para 2050 en Europa, la población entre 15 y 64 años (población más joven) disminuirá en 48 millones, mientras que los mayores de 65 aumentarán en 58 millones. Cada vez vamos a ser menos gente y más mayor. Mientras tanto en el Sur y en el cercano Oriente hay cada vez más gente y muy jóvenes, por lo menos hasta que se reequilibren los procesos demográficos.
Durante años se ha favorecido la llegada de personas inmigrantes para el cuidado de nuestros hijos, nuestros mayores, para trabajar en tiendas… hemos utilizado argumentos económicos para “regular” esa inmigración, y esos argumentos son muy frágiles. Es la pretensión de una “inmigración escogida”, que venga en función de nuestros intereses. Pero pedíamos mano de obra y nos llegaron personas. Se tenía una idea de la inmigración como de trabajador invitado, trabajador durante un tiempo y que luego vuelve a su lugar de origen. Pero ahora ya no funciona así, vienen para quedarse porque vienen de lugares horribles y además cada vez es más fácil ir y volver o comunicarse con sus familias en sus países de origen. Por otro lado, la mejor inmigración es la que se quiere quedar porque es la que mejor se integra y se adapta a la sociedad de acogida.
Procesos migratorios
Los procesos migratorios son cada vez más complejos por eso la gestión, el manejo de la inmigración es más difícil. Muchas veces se demuestra ineficaz, como estamos viendo que ha ocurrido con los refugiados de Siria con los que la solución que se ha buscado es la externalización de la ayuda al refugiado mediante el acuerdo con Turquía. Todos los días estamos viendo las consecuencias que está teniendo. Lo estamos haciendo todo desde nuestros intereses, no desde sus necesidades.
Se está produciendo un efecto de recorte de nuestra imaginación moral, hay riesgo de recortar nuestra capacidad para ponernos en lugar de los otros. Y da la impresión de que antes había más energía cívica, más movilización con cuestiones como la guerra servo-croata o la de Irak. Hoy en día el miedo está sacando lo peor de nosotros haciendo que la extrema derecha y los populismos arraiguen e incluso se lleven el voto de los trabajadores, incluso consiguiendo que se endurezcan las políticas de inmigración y consiguiendo que partidos como el Laborista se replanteen sus propuestas. Pero es preciso analizar estas situaciones y contextualizarlas. No basta con negarlas o rechazarlas, tienen una base en que cuando las personas no pueden emanciparse tienden a aumentar su arraigo. Todo esto queda muy bien ilustrado en la viñeta del Roto que decía: No os dejéis arrebatar vuestros puestos de mendigo. Esto crea un reto para la izquierda, tenemos que ser capaces de generar discursos de clase que puedan ser compartidos por las personas inmigrantes y las que no lo son. Las izquierdas posmodernas han perdido el contacto con la realidad material de la gente. El objetivo debe ser conectar los miedos de los autóctonos con los de los que emigran.
Futuro de Europa
Tenemos que asumir que Europa está condenada a abrirse, Europa es básicamente un proyecto con una geografía indefinida, imprecisa. ¿Turquía es Europa? En el futuro casi seguro que lo será. Si se forma la República Saharaui ¿será Europa, por todas sus conexiones? Europa empezó en el Danubio y ha estado a punto de destruirse en varias ocasiones. El futuro vendrá por construirlo o destruirlo, en torno al Mediterráneo, como en su día fue el Danubio. Para ello hay que darle una sacudida a la identidad europea. La sociedad europea es abierta y Europa debe ser un proyecto cultural, político, humano que o se abre o va ser una tierra de rechazo.
Europa ya es una sociedad diversa, cada vez más diversa, más mestizada. Debemos quitarnos los miedos y reconocer también que hay gente que lo tiene porque está sufriendo situaciones de escasez. Necesitamos crear seguridad vital, económica y social para la gente porque si no, van a ser víctimas de los movimientos populistas y xenófobos que les prometen esa seguridad aunque luego no se la den.