De la necesidad de hablar sobre drogas antes de la adolescencia

Durante la charla ofrecida el ponente, Floren Luqui de la asociación Hegoak, contrastó con las familias presentes diferentes aspectos de las drogas: a qué se les considera drogas, cómo se clasifican, qué efectos tienen, los riesgos, qué usos se hacen de ellas, qué se considera dependencia, etc. 

El objetivo de la charla era facilitar herramientas para que las familias puedan hacer el diagnóstico en el hogar y en su entorno. En la charla de la próxima semana se estudiará cómo trabajar estas cuestiones desde casa.

¿Tenemos que hablar de drogas antes de la adolescencia? Era la pregunta que iniciaba la charla. «Sí, aunque en el instituto la realidad del consumo esté más presente que en el colegio, no hay que esperar a la adolescencia para hablar de ello», opinó Luqui. «Puede que hablar de sustancias no sea necesario hasta que esté presente en su realidad, pero las formas que tienen de relacionarse con muchas cosas muestran también pautas que hay que estudiar», añadió.

A qué se le considera drogas

«¿Qué es una droga? ¿Fumar, el alcohol, la marihuana, la televisión, los móviles, las chuches? La gente cree que es algo que crea adicción pero acotando a las sustancias, se trata de todo tipo de sustancias que incorporadas al organismo producen la alteración del sistema nervioso central», explicó el voluntario de Hegoak.

A continuación Luqui explicó los diferentes tipos de sustancias consideradas como drogas: las estimulantes donde se encuentran la cocaína, la cafeína, el MDMA, etc. Las depresoras entre las que se encuentran el alcohol, el THC (marihuana) o la heroína, entre otras, y las psicodélicas (ver la realidad distorsionada) y/o alucinógenas (ver cosas que no hay), entre las que están el LSD o algunas drogas estimulantes o depresoras que pueden llevar también a la psicodélia o alucinación. «Para saber donde situar una droga a veces hay que pensar en cómo se está cuando se llevan al extremo: el alcohol llevado al extremo nos deja tirados, por ejemplo, por lo que es una droga depresora», señaló.

Floren Luqui sostuvo que las drogas siempre han estado y estarán presentes en la historia humana y que hay que aprender a convivir con ellas. «Esa idea de que las drogas son como entes que nos manejan es mentira, la persona es la que maneja su vida y puede manejar lo que está consumiendo», aseguró Luqui.

¿Drogas blandas y duras?

Asimismo, negó la utilidad de referirse a ellas como drogas blandas y duras, ya que la sustancia más peligrosa por las dependencias que crea es el alcohol, cuyo consumo es legal.

Según el análisis realizado el alcohol está presente en los tres tipos de dependencias que existen: crea dependencia física (síndrome de abstinencia), psíquica (búsqueda de efectos intensos en poco tiempo) y social (la necesidad de consumir la sustancia para relacionarnos). Junto con el alcohol las más peligrosas son en ese orden la heroína, la nicotina y la cocaína.

«Los niños ven como usamos el alcohol para relacionarnos, cómo invitamos a gente a casa y servimos café o alcohol, cómo quedamos para echar una cerveza, cómo está presente en nuestro día a día. Pero a ellos les decimos que no pueden consumir y que las drogas son malas. No hay que ser prohibitivo ni permisivo pero es un tema que hay que trabajarlo con ellos», opina.

En este sentido, se preguntó: ¿Qué ocurre cuando les decimos que algo es muy malo y que no deben tomarlo? «Podemos decirles y repetirles y ellos pueden interiorizar que es malo, pero con el tiempo verán a otros que toman alguna sustancia y están bien, sacan buenas notas, son populares, no les ha pasado nada. Pueden tener una mala experiencia o un desamor y beber algo para olvidar o por despecho. Y entonces pueden ver que beber no es malo, que no te pasa nada, que mentían», opinó. «Si solo se inculca el miedo, cuando se supera se puede ir al extremo, a probarlo todo», añadió.

«Es obvio que no todos los que empiezan bebiendo van a terminar con problemas con las drogas», comentó para añadir que «el 80% de las personas que se relacionan con cualquier sustancia tiene un uso no problemático con ella, no desarrolla problemas por su consumo. Aunque siempre que hay consumo hay riesgos y la única forma de evitarlos es la abstinencia», añadió

La persona y el contexto

«No podemos ver a las sustancias, del tipo que sean, aisladas del resto de componentes de la ecuación: la persona (cómo es), el contexto (cómo es su entorno, cómo está inserto en él) y la sustancia (que tipo de sustancia es, cómo es su composición, si está adulterada, cómo es el consumo, cómo me puede afectar, etc.)»

Añadió que lo más importante es la persona y el contexto. «Si cumple con sus responsabilidades diarias, con sus estudios, si tiene relaciones sanas con su entorno, si respeta al prójimo... Si se relaciona con una sustancia los daños podrán ser menores aunque siempre habrá riesgos. Con un contexto y una persona equilibrada y con un uso de una sustancia conocido y controlado el consumo no será el problema, aunque tampoco es una solución. Es la voz de alarma que nos hace ver lo que hay detrás», concluyó Luqui.