Finaliza el ciclo de la Escuela Social reivindicando una educación pública

Este miércoles ha finalizado el ciclo de la Escuela Social de Barañain “Por otras vías necesarias y posibles” con un debate sobre la educación pública a cargo de Enrique Javier Díez Gutiérrez, doctor en Ciencias de la Educación, profesor universitario, ensayista y coordinador del área de educación de IU.

Durante al charla el ponente ha analizado la política educativa en el estado. Según señala ya en la época del gobierno de Zapatero se habían recortado 3.000 millones, que se suman a los recortes de más de 5.000 millones del gobierno popular y a los 10.000 más que se han comprometido con Europa a rebajar. «Vamos a bajar a un nivel de inversión en educación de un 3,9% frente al 6,7% que era la media europea», advierte Díez.

A su juicio, lo que persigue la LOMCE, «que pretende consagrar políticas que ya se empezaron a poner en marcha en la época del gobierno socialista», son fundamentalmente tres cosas: reducir el periodo de enseñanza obligatoria, «echando a una buena parte de los alumnos, por medio de itinerarios basura»; reformular el principio de gratuidad, «buscando el repago de los servicios públicos, robando el dinero común»; y consolidar y aumentar la diferencia entre las dos redes pública privada, «la red pública atendería las zonas rurales y las clases bajas».

En este sentido, el ponente planteó la necesidad de cuestionarse el tipo de educación que queremos, que «mata la curiosidad de los niños, que a los 4 años todo lo quieren saber y a los 14 no les interesa nada».

Díez Gutiérrez propone un decálogo compuesto por los siguientes puntos: un sistema público de educación inclusiva que llevaría la supresión de los conciertos; una concepción pedagógica que reconozca el derecho a aprender con éxito de todos y de todas, evitando el fracaso escolar; proponer y extender medidas de atención a la diversidad desde muy temprano; reducir el número del alumnado por aula; apostar por una escuela laica, inclusiva, intercultural e igualitaria; construir escuelas de democracia, en las que no se aprenda sino que se viva en democracia y el alumnado tenga derecho de decidir cómo educarse; escuelas para aprender cooperando; escuelas públicas que apoyen y motiven al profesorado; escuelas con participación de toda la comunidad educativa, convirtiendo los centros en focos de mejora social y, finalmente, igualar el gasto educativo con la media europea al 7% del PIB. «Sin recursos no hay derechos», subraya.