2019-12-20
Sociedad - Gizartea

La soledad doliente, última charla del año de la escuela social

La última charla del 2019 de la Escuela Social de Barañáin continua con temas relacionados con las y los mayores.

BGE / ESB

ESCUELA SOCIAL| 

Presenta Ramón Arorazarena, de la Escuela Social de Barañáin al Doctor Juan Luis Guijarro, geriatra, durante muchos años Director de la Casa de Misericordia, fundador de la Sociedad de Geriatria y promotor de voluntariado de acompañamiento de mayores. En palabras de Ramón, activista y defensor de los derechos de las personas humanas.

Empieza el ponente anunciando las dos partes de su charla, una primera para hablar de la soledad y una segunda para ver cómo afrontarla.

La soledad

Se va a referir a la soledad no deseada, no buscada y que por tanto hace sufrir, de ahí el título de soledad doliente. Una soledad que resulta un azote de la vejez. Y aunque la soledad no es un sentimientos extraño, porque todos la hemos sentido en algún momento o en alguna época, la soledad que se prolonga y que se hace mala compañera, es la que nos ocupa. Una soledad que es un sentimiento, no es aislamiento social. Hay personas que no están aisladas pero que se sienten solas. Esto es lo que nos ocupa.

La soledad es una carencia voluntaria o involuntaria de compañía. Un lugar desierto donde no hay ni un alma. Pero como sentimiento que es, es un proceso.

El 25% de la población española vive sola, 2 millones de ellos son mayores. A mayor edad, mayor posibilidad de sentir soledad. De los mayores de 85 años, más de un millón viven solos. En Pamplona son 9000 (20000, si consideramos toda Navarra). ón viven solos. En Pamplona son 9000 (20000, si consideramos toda Navarra). Y esta soledad es un factor de riesgo, sea deseada o no, un riesgo mayor con el aumento de la edad y los problemas físicos. El mayor temor es que no haya nadie que les ayude cuando lo necesiten. Por ello, ha aumentado el deseo de ingresar en una residencia.

Los grupos con mayor propensión a sentir soledad son los mayores, los pobres, los inmigrantes, los parados…, y algunos factores que actúan favoreciendo el sentimiento de soledad son: ser mujer, los factores culturales y socioeconómicos, la discapacidad o la propia personalidad. Las personas pesimistas, introvertidas, con poca relación social, tienen muchas más posibilidades de sufrir esta soledad de la que hoy hablamos.

En la vejez, la soledad es peor, porque nos hemos deteriorado y estamos más cerca de la muerte. Por eso es necesario seguir activos, tener ilusiones. Ahí está la necesidad de ser queridos, de relacionarnos, y a veces hay discrepancias entre lo que uno espera y lo que recibe en realidad. Hay personas que quieren mucho más de lo que obtienen, es la soledad viviendo con los demás.

La persona en soledad doliente tiene el doble de riesgo de enfermar y morir que la que no lo está. Las personas que además de sentirse solas, lo están realmente tienen el máximo riesgo de que les ocurra algo sin que nadie pueda ayudarles (el medallón alarma es una solución que debería ser obligatoria en estos casos).

Las personas necesitan sentir el apego, tener una persona que tiene la llave de su fortaleza emocional. Con la soledad llega el miedo, la sensación de vacío, a veces por la falta de la persona con la que había apego.

En ls residencias están rodeados de personas pero sigue habiendo soledad porque ha desaparecido su ambiente (vecinos, entorno físico…). Las personas incapacitadas también se encuentran en esa sensación de soledad. La mayoría por demencias. Personas que se van quedando solas hasta la última soledad que es la de la muerte.

Qué podemos hacer frente a la soledad

No hay recetas, pero uno se puede preparar. Las personas extrovertidas, sociales, con muchas relaciones tendrán menos problemas de soledad doliente. Peri si eres una persona pesimista y con pocas relaciones personales vas a sufrir la soledad. Es necesario aumentar el capital social. Es necesario hacer ejercicio social, relacionarse, salir al mundo.

Para aliviar la soledad lo primero que hay que hacer es afrontarla, no es fácil, por lo que muchas veces es necesaria la ayuda exterior para poder hacerlo. Y en segundo lugar hay que buscar compañía, o la busca la persona o se la buscan (los servicios sociales, la familia, los amigos…).

Lo primero es la familia, que tiene un papel fundamental. Las visitas son importantísimas, haciendo caso a la persona mayor. También los amigos son fundamentales para evitar la soledad. Los vecinos muchas veces también intervienen. Existen también las acciones benévolas y el voluntariado. Las primeras son de tipo particular y sin el sistema o la organización que tiene el voluntariado a través de la organización que la promueve. Los animales de compañía gratifican y desde luego acompañan como dice su propio nombre, pero es necesaria la compañía humana.

Y por supuesto el Gobierno, al que se pueden pedir muchas cosas. La primera que identifique a todas las personas que estén en rieso de aislamiento social, que lleva gran riesgo.

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