Ion Ziriza
Derecho a decidir
Es curioso a la vez que lamentable, ver como l@s empoltronad@s se llevan las manos a la cabeza cuando escuchan o leen estas tres palabras: DERECHO A DECIDIR. En el mismo instante que las perciben empiezan a poner en marcha la maquinaria ejecutoria de falacias, menosprecios y sobre todo creadora de terror. La forma que tienen de vendernos la democracia los mismos que nos venden productos para consumo o los mismos que nos venden la necesidad del sistema financiero actual, es una perfecta maniobra de marketing.
En el caso de Navarra, es denigrante como UPN, se llena la boca diciendo que lo que Navarra será lo decidirán l@s navarr@s. Sería interesante, por otro lado, saber el número de navarros que hoy en día votó aquel amejoramiento del fuero. ¿Se preguntó a los navarros que queríamos ser? Desde mi humilde opinión pienso que los navarros somos lo que UPN quiere que seamos.
En Cataluña se ha creado una dinámica popular, mantenida por partidos políticos e instituciones, pero llevada a cabo por la ciudadanía. Sin embargo, los garantes de la democracia, como acto democrático, es más, como acto de extrema democracia, han decidido recurrirlo al tribunal constitucional, con el propósito de que no se celebre. Curiosa democracia autoritaria ésta. El Gobierno español prefiere resolver problemas de esencia política en tribunales. Es tan inteligente esta medida para atajar un problema como decir que las cárceles reinsertan a los individuos en la sociedad.
En la introducción, he hecho referencia a la maquinaria ejecutoria. Siempre que una colectividad de ciudadan@s quiere tomar la justicia por su mano, y tener la osadía de querer decidir lo que quieren para ellos, se recurren a los mismos argumentos; que si económicamente es inviable, que estáis excluyendo a los que quieren que todo siga igual, incluso se llega a oír que es un atentado contra la libertad (la libertad de la mayoría silenciosa, ¿No?)… ¿No será miedo? Miedo a que el pueblo recupere la soberanía, esa soberanía violada constantemente por empresarios de la política, en despachos de intereses privados.
En este articulo, no solo quiero hacer apología del derecho de autodeterminación, que también. Es una carta abierta a todas las personas que tienen la capacidad de decidir desarrollada. Como actores sociales de una sociedad que se encuentra en continuo cambio, hagamos nuestro ese derecho, llevemos el principio de democracia participativa adelante. Es inquietante el hecho de que asumamos que lo normal no es decidir, cuando lo en realidad legítimo, es que decidamos de lo más cotidiano hasta lo más transcendental. Que el pueblo diga que no (Como en Escocia), que las personas digan que sí, pero lo más importante, que tod@s digamos.