20 aniversario del Gaztetxe: Mucho más que un local (II)
Segunda parte del reportaje en la que se recogen las impresiones de quienes vivieron aquel periodo.
Corría el año 1994 cuando varias asociaciones juveniles de Barañain se reunieron en la Comisión de Juventud para organizar la Primera Semana de la Juventud. La experiencia tuvo tan buena acogida que la comisión decidió seguir reuniéndose para organizar actividades y la juventud solicitó el local del fracasado Bar Cultural Trivial para realizarlas. Estas primeras asambleas, germen de la BGA, se celebraban en el comedor del colegio Alaitz y en ellas se reunían representantes políticos de todos los grupos con colectivos juveniles tan diversos como El Arca, la Comparsa, Lindux Amapolux, Kikilu...
Buscando que además de colectivos otros jóvenes participasen en las reuniones se realizó una campaña en la calle y el instituto. «Con 17 años hice caso a un cartel que vi en la calle en el que un puño con un dedo indice me apuntaba y me invitaba a participar en la Gazte Asanblada. Así que le hice caso y acudí a lo que creo fue la primera asamblea de jóvenes que se celebró en Barañain. Creo que fue en otoño y en la primavera siguiente ya estábamos pintando la fachada del gaztetxe», recuerda Koldo.
Gaztetxe y Gazte Asanblada
Desde entonces y a lo largo de 16 años la BGA comenzó a reunirse semanalmente y se dedicó a trabajar diferentes temas, participar en numerosas iniciativas y organizar actividades dispares. Su historia estuvo siempre unida a la historia del Gaztetxe, pero Gaztetxe y Gazte Asanblada no fueron lo mismo; siendo el Gaztetxe el local y la BGA la asamblea encargada de gestionarlo.
La BGA se dedicaba a muchas más tareas que a la gestión del local y el Gaztetxe albergó la actividad de más colectivos además de la BGA como Mendi Taldea, Bat Talde Antimilitarista, Grupo de perros de trineo, grupo de animación Hankapalu, Rock Taldea o Barañaingo Txiki Asanblada, entre otros.
De hecho, las mejores épocas de la Gazte Asamblada no siempre coincidieron con buenos tiempos para el local y viceversa. Hubo épocas en las que la asamblea decidió cerrar el local temporalmente o periodos en los que el Gaztetxe rebosaba de actividad pero la asistencia a la asamblea no era tan elevada.
Asamblearismo, autogestión y organización
Las señas de la BGA fueron el asamblearismo, la autogestión y la organización. Detrás de estos valores la asamblea se reunió todos los martes a las 19:00 durante 16 años para hacer realidad las ideas de muchos jóvenes y con los objetivos de «mantener un pueblo vivo, y una juventud crítica y participativa», explica uno de los asistentes. «En la asamblea podías proponer cualquier cosa que se te ocurriera, menos actitudes sexistas, homófobas o racistas, que no eran aceptadas porque así lo había decidido la propia asamblea», nos cuenta. «En la asamblea aprendí a organizarme con gente con la que compartía intereses, descubrí la satisfacción de esforzarme y cumplir mis compromisos y crecí como persona», añade.
«Os voy a contar un secreto, antes de que surgiese la Gazte, Barañain no me decía nada y siempre tiraba para Donibane y aborrecía Barañain, pero en el momento en que tienes la posibilidad de participar en la vida de tu pueblo le coges un cariño de la ostia. Empece a sentirme parte y a identificarme con el pueblo. Para mí, ha sido una herramienta muy poderosa que ha facilitado mi socialización y participación en Barañain y que ha hecho que disfrute de mi pueblo un montón» nos confiesa Koldo.
16 años de actividades
Entre las muchas actividades que se organizaron a lo largo de tantos años podríamos citar charlas sobre distintos temas, debates, proyección de cine gratis los domingos, talleres de zancos, circo, malabares, baile, informática, acroportes, revelado de fotos, clases de guitarra, de euskera, de inglés, de kick-boxing, conciertos, campañas anticonsumistas en navidad, mercadillos de trueque, salidas al monte y a la nieve, excursiones a conocer otros gaztetxes, día de las cuadrillas, gaztetería los viernes por la tarde, celebración de aniversarios, comidas de jóvenes, akelarre, sexu-gauak, espacio para ensayos de grupos, apoyo escolar, talleres para niños y niñas los sábados por la mañana, serigrafía de camisetas, elaboración de chapas...
No todas fueron exitosas, también hubo algún fracaso, como la intención de poner en marcha una biblioteca y sala de estudio, o la idea de crear un nuevo grupo de animación de calle sobre ruedas con bicis locas.
También se colaboró con otros colectivos en la organización de otras muchas actividades: Carnavales, Olentzero, Santa Águeda, Fiestas de Barañain o Fiestas de la Juventud entre otras.
Pero más allá de las actividades, ¿qué supuso este espacio para los y las jóvenes que participaron en él?
Itsaso Luzea (20 años)
¿Con qué edad empezaste a ir al Gaztetxe? Empecé a ir con 10 años (más o menos) a Hankapalu. Íbamos los sábados a la mañana. Eran talleres organizados por jóvenes, para niños y niñas. Hacíamos diferentes actividades, juegos, talleres... Tengo muy buen recuerdo de aquello. Creo que fuimos durante dos años. Cuando dejamos Hankapalu, dejamos de ir al gaztetxe; pero al año más o menos, la cuadrilla de amigas, aunque no a lo mismo, volvimos a empezar a ir.
¿Qué te gustaba hacer allí? En la primera etapa jugar a juegos en la calle, aprender a andar en zancos, a hacer pulseras, pintar, y cosas de ese estilo.
La segunda vez que empezamos a ir, me gustaba ir al gaztetxe simplemente a hablar con mis amigas y ver a diferentes jóvenes de Barañain. Estar allí nos daba la oportunidad de hacer cosas variadas y nos abría las puertas a la imaginación. Teníamos muchos recursos y sitio para realizar diferentes actividades con personas con las que probablemente, a falta del gaztetxe, no nos hubiéramos juntado. En el gaztetxe conocimos, entre otras, a un grupo de chicos de nuestra edad con los que empezamos a salir como cuadrilla y con los que hoy en día seguimos.
Define el Gaztetxe en tres palabras: cooperación, oportunidades, alegría-vida.
Julen Arratibel (28 años)
¿Con qué edad empezaste a ir al Gaztetxe? Con 14 o 15 años.
¿Qué te gustaba hacer allí? Hacíamos de todo: escalar en el rocódromo, andar en zancos y trastear. Lo que se aprende ahí no se aprende en ningún lado.
Define el Gaztetxe en tres palabras: La hostia y el copón.
Nora Garde (29 años)
¿Con qué edad empezaste a ir al Gaztetxe? La primera vez que fui tendría unos 13 años e íbamos unos cuantos amigos y amigas a andar en el rocódromo. A los 16 o 17 empecé a participar en el proyecto de Hankapalu.
¿Qué te gustaba hacer allí? Sobre todo me gustaba participar en talleres de animación de calle dirigidos a txikis y a jóvenes. Pero poco a poco me fui interesando en otros proyectos. Otra de las cosas que más me gustaba era relacionarme y aprender de la gente que andábamos o hacíamos vida allí.
Define el Gaztetxe en tres palabras: Lugar indispensable para formarte como persona, para vivir.
Ainhoa Otano (29 años)
¿Con qué edad empezaste a ir al Gaztetxe? Empecé a ir a curiosear con 16 años más o menos pero a integrarme y a formar parte de él con 18 años.
¿Qué te gustaba hacer allí? Empecé a ir para hacer un taller de circo. Al ir a circo veía diferentes dinámicas que se hacían ahí, me sentía a gusto y me gustaba lo que veía. Así empecé a ser otra tuerca de la maquina de sueños. Siempre había gente haciendo realidad sus proyectos y me gustaba echar mano en ellas, y a la inversa me gustaba proponer pedradas y hacerlas en comunidad y autogestionadas, nosotras nos organizábamos y echábamos “palante”. Incluso me encantaban los raticos de estar con la gente hablando, cantando con la guitarra, haciendo malabares...estos momentos eran los mejores para relacionarnos y conocernos un poco más.
Define el Gaztetxe en tres palabras: Cooperativismo, Libertad, Autogestión.
Koldo Iribarren (36 años)
¿Con qué edad empezaste a ir al Gaztetxe? Con 17 años.
¿Qué te gustaba hacer allí? Me gustaba hacer cosas, unas eran un poco más pesadas que otras y en ese momento te cagabas en todo, pero luego con el paso del tiempo las guardas con buenos recuerdos y las echas en falta. Lo que menos me gustaba eran los momentos que no había nada que hacer en el gaztetxe, pero bueno también estaban bien esos momentos de charla distendida con otras personas de tu pueblo. En definitiva, lo que más me gustaba hacer era preparar y participar en las historias que desde la Gazte preparábamos y sacarlas a la calle, dar vida al pueblo. Y también me encantaba hacer el payaso por el gaztetxe y echarme unas risas con las personas que estaban por ahí, y sobre todo me encantaba cuando venía gente nueva y empezaba a participar en la historia. Para mí, ha sido un autentico placer el poder participar y zirikear en la vida social de Barañain de una manera activa.
Define el Gaztetxe en tres palabras: Escuela informal de jóvenes.