Aquel póster en Deportes Nuñez
Retazos de Barañain, historia de un pasado reciente. Serie de relatos basados en recuerdos de su autor Alberto López Iborra
ALBERTO LÓPEZ IBORRA | En la década de los noventa, las grandes superficies comerciales empezaron su implantación en Iruñerria. Entre ellas, las deportivas. Previamente, algunas pequeñas tiendas de Iruñea copaban el consumo de ropa y calzado deportivo: Deportes Atanasio, Zariquiegui, Iruña sport, Ederra…hasta la mítica tienda de la Mañueta…algunas han conseguido llegar a duras penas hasta nuestros días, otras ya han desaparecido.
En nuestro pueblo, Muruzabal aguanta el tirón por su especialización por el ciclismo. Deportes Barañain y Deportes Nuñez han pasado a formar parte de la historia de Barañain. Es precisamente esta última la que encabeza este retazo.
Desconozco exactamente su fecha de apertura. Pero puedo asegurar que en 1980, ya funcionaba en su local de San Esteban. Los alumnos y alumnas del único colegio público de Barañain de entonces, “El Uno”, actual Los Sauces, debían comprar su ropa para la gimnasia en esta tienda. Una camiseta blanca, con la leyenda “CN BARAÑAIN” en el pecho, una pantaloneta y unas medias. El “CN” correspondía a Colegio Nacional, consecuencia de un franquismo próximo en el tiempo. Para entonces, esta tienda era ya el txoko referente de las compras deportivas. Las botas de fútbol Marco, las palas y pelotas de ping pong, ruedas y rodamientos de patines, balones de fútbol, balonmano y baloncesto…en definitiva, una oferta acorde con la práctica del deporte en Barañain. Tanto en Lagunak, como en las plazas o en el patio de la escuela…el pasatiempo mayoritario era ése.
Recuerdo que al entrar a la tienda, Nuñez normalmente se encontraba en el piso de arriba tocando el acordeón. De apariencia despistada, durante más de 25 años, vio pasar a gran parte del pueblo en busca de algún artículo. Un póster del mítico equipo de fútbol sala Interviu Lloyd´s, presidía la entrada tras la puerta. Allí permaneció durante muchos años, descolorido por los rayos del sol que se colaban por el cristal. Sirvan estas líneas como homenaje a todo el pequeño comercio del pueblo, en especial a aquellos que tuvieron que bajar la persiana.