Cuando el viejo Barañain conoce al nuevo AVANCO (I)
Echamos la vista atrás y conocemos a los habitantes del Pueblo Viejo en 1975, gracias a una sorprendente investigación
Más bien sería correcto decir que escribió un estudio sobre el pueblo viejo de Barañain, ya que en aquel entonces, lo que hoy asociamos a Barañain se trataba de la urbanización de Avanco. Las relaciones entre los habitantes de esta nueva urbanización y la población del pueblo viejo, el cambio que supuso para estos últimos la pérdida de modos de vida ligados a la agricultura y la transformación de las costumbres y del paisaje social y arquitectónico, son objeto del estudio realizado por Lomax.
«Con la aparición de AVANCO desaparecieron primero los terrenos. Después se marcharon los habitantes y no tenían amistades en el pueblo. Pararon las fiestas y hasta cerraron su propia iglesia. Había un movimiento para restaurar la iglesia y empezaron a hacerlo. Acabó el dinero y ahora la iglesia está sin suelo con un montón de huesos de las fosas que han excavado en medio. El cementerio está cerrado y ha caído en ruinas. Han roto o llevado algunas de las cruces de las tumbas e incluso había parte de un esqueleto tirado encima de la tierra. También tuvieron que construir su propio depósito de agua porque muchas veces no quedaba agua suficiente para el pueblo viejo. Pero lo que más les molesta más que nada es ver edificios altos y modernos donde antes tenían sus pastos y sus tierras agrícolas y viendo eso, la pérdida de su manera de vida», escribe Lomax.
Convivencia
En sus dos meses y medio de estudio descubrió un pueblo que detestaba a sus nuevos vecinos. «Los habitantes de Barañain ven a la gente de AVANCO como invasores que han robado sus terrenos y que están haciendo sus vidas insoportables. No quieren tener nada que ver con ellos. Este sentimiento es natural porque la urbanización ha destruido su paz y tranquilidad, pero también es curioso porque con la construcción de AVANCO han traído tiendas de todas clases, colegios y diferentes tipos de servicios, pero ni siquiera quieren usar las oportunidades que ofrece el pueblo nuevo», explica la investigadora y añade que los habitantes del pueblo viejo critican las torres y edificios altos y que «tampoco les hace mucha gracia la gente que vive en el pueblo nuevo».
¿La razón? «Ellos van al pueblo viejo a tomar el sol cuando hace buen tiempo y hacen lo que quieren sin respeto a los derechos y las vidas de los habitantes del viejo. Se sientan en los bancos de las casas, escriben cosas y dibujan en las paredes, tiran piedras a las ventanas y, en general, fastidian a la gente del pueblo viejo», escribe Lomax. «Lo peor es que las madres les dejan hacer esas cosas», dice un vecino, y añade «un día él quería ir al nuevo y subir por los pisos tocando los timbres y pintando las paredes para mostrarles cómo ellos se sentían». Lomax concluye que «la gente de Barañain tiene tanta aversión a la urbanización de AVANCO que no quieren ir allí para nada. Solamente van allí para oír la misa y tomar un aperitivo y para comprar pan los días que no van a Pamplona para hacer sus compras. Lo que puede ser más sorprendente es que tienen más aversión y odio a la gente de la urbanización de AVANCO que a los hombres que vendieron los terrenos al principio».
Propiedad de la tierra
Tal y como explica la investigadora norteamericana, todo cambió en el pueblo viejo a partir de 1964. Según cuenta, «todo el pueblo y los terrenos de los alrededores estaban en manos de un solo dueño» y la gente de Barañain vivía de alquiler. Las posesiones fueron de mano en mano hasta que el pueblo estuvo en manos de cuatro dueños que vivían en Madrid y Valencia, quienes vendieron casi todos los terrenos a AVANCO, «vendieron o dieron las casas a las familias del pueblo que quisieron quedarse y siguen alquilando los pocos terrenos que quedan para el uso agrícola».
Según narra Lomax, quedaban en ese momento -1975- 18 casas, la iglesia y una capilla. Al cerrar la iglesia en 1964 trasladaron algunas de las imágenes a una casa deshabitada y la convirtieron en una capilla. «Tuvieron que cerrar ésta también unos años después porque entró gente desconocida y desaparecieron algunas imágenes», a resultas de aquello las imágenes que quedaban se trasladaron al museo diocesano y la gente de Barañain tuvo que ir a la iglesia de San Pablo en la urbanización de AVANCO.
Y si quieren saber que opinaban los habitantes de AVANCO, también nos lo cuenta Lomax. «Estos me han dicho que la gente del pueblo viejo no tienen por qué pensar mal de la urbanización porque los del nuevo no han hecho nada más que ir a vivir allí. Si los del viejo tienen que pensar mal de alguien debe ser de los que han vendido los terrenos a la urbanización. Dicen que AVANCO ofrece muchas ventajas a la gente de Barañain y si ellos no quieren aprovecharlas, la culpa es de ellos».
El vecindario
¿Y quiénes poblaban en aquel entonces el pueblo viejo? Principalmente eran cuatro familias: los Elorz eran cuatro personas, los Gorraiz son dos, los Oiz eran ocho «aunque un hijo se ha marchado»- y los Yoldi son siete con dos sirvientes - el pastor y una criada-. En total 20 habitantes.
«Los modos de vidas son muy variados, Julio Gorraiz es chofer de Campsa y Onésimo Oiz es albañil. Los hijos de Pablo Elorz, dos hijos de Onésimo Oiz y un hijo de Juan Yoldi trabajan en oficinas en Pamplona [...] uno trabaja en una farmacia, otro en una tienda de electrodomésticos, otra como telefonista y los demás en oficinas de distintos tipos. Hay tres niños estudiando en varios niveles en la urbanización de AVANCO o en Pamplona. Juan Yoldi, un hijo suyo y Pablo Elorz son agricultores y el Sr. Yoldi tiene ganado y gallinas también»
Según Lomax, tradicionalmente los modos de vida principales eran la agricultura y la ganadería pero con la reducción de terrenos quedo reducida la cantidad y diversidad de las cosechas y de los animales.
«Según [Pascual] Madoz, antes sembraron "buen trigo, cebada, mucho maíz, lentejas garbanzos, arveja y habas, todo de exquisita calidad", pero ahora siembran algunos cereales y los demás terrenos quedan para pastos. Antes criaban "ganado lanar, cabras de leche y el vacuno y mular necesario para las labores". Ahora crían solamente ovejas, ganado vacuno, algunos cerdos para el consumo doméstico y gallinas», explica Lomax. «Los tres agricultores trabajan juntos aprovechando los terrenos porque queda muy poco», señala.
«Tampoco tienen ganado vacuno o mular destinado a los trabajos de campo ahora, porque compraron tractores hace cinco años. Las ovejas son para carne, el ganado vacuno es para leche y hay tres o cuatro terneros para carne. Los pocos cerdos que hay son para carne para el uso doméstico. Las gallinas son para huevos para venderlos más que nada», añade la investigadora.
Alimentación
Seguramente por esto el régimen alimentario de los vecinos y vecinas del pueblo viejo no distara de ser diferente del de Pamplona: realizaban entre tres y cinco comidas al día, aunque guardaban días de ayuno como el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. En Navidad se realizaba algún plato especial como cordero asado, chilindrón, ensaladilla rusa y marisco. A pesar de tener vacas lecheras no se hacían quesos, cuajadas ni derivados lácteos.
«Cuando he preguntado por los cambios en el régimen alimentario desde el siglo pasado, me han dicho que ha cambiado mucho y que antes era muy distinto, pero al empezar a contar las diferencias no había tantas. La mayor diferencia es que antes la gente comía carne en raciones cuando había matanza. El resto del tiempo comían platos fuertes de legumbres o alubias secas y poca carne, aunque siempre habían comido carne porque Barañain siempre ha estado muy cerca de Pamplona [...] También antes comían menos pescado por las dificultades en ir a comprarlo ya que no hubo autobús hasta 1968 […] La llegada de la nevera ha revolucionado mucho el régimen alimenticio», narra Lomax.
Comodidades
No fue ésta la única comodidad para las familias berinianenses de la época ya que contaban con teléfonos «desde hace año y medio», la televisión había llegado a Barañain «hace diez o quince años» y el que para Lomax fue el mayor adelanto para la población, el autobús de AVANCO, había llegado siete años antes «porque así tienen un medio de transporte para ir a Pamplona a pesar de que las cuatro familias tienen coche desde hace dos a seis años».
Sin embargo, aquellos habitantes tuvieron que construir «su propio depósito de agua para tener agua corriente en 1970». El agua provenía desde 1962 del manantial de Subiza, «pero al construir la urbanización de AVANCO muchas veces no había agua suficiente para el pueblo, según Pablo Elorz». Asimismo, habían adquirido estufas de gas hace 10 o 15 años y la lavadora automática la tenían desde hace 10 años aproximadamente. ¿Qué pensarían de las comodidades actuales?
En la segunda parte nos adentraremos en el estudio para conocer las casas que formaban el pueblo viejo, su origen, arquitectura y elementos decorativos, las costumbres, la vida social y la organización familiar, y así podremos hacernos una idea de cómo eran aquellos vecinos del pueblo viejo de Barañain de 1975.