Inma Sayas
Black Friday
Pensaba escribir sobre el programa SKOLAE con el que estoy totalmente a favor. Me alegro mucho porque mis nietas lo van a poder aprovechar y en cuanto a las voces rancias que tenemos por estos lares no me queda más que recordar una sentencia de los evangelios :" Dejad que los muertos entierren a sus muertos".
Ahora voy al tema que propongo en el título: el Black Friday. Para cuando leáis la columna ya habrá pasado y habrá mucha gente que estará encantada con las" súper compras" que ha realizado. Ok, hay gente para todo. Seguramente la rara soy yo porque me niego a seguir esa estela. Algunos me dirán. " pues tú te lo pierdes". Vale, o tú por haber comprado por encima de tus necesidades solo porque alguien al otro lado del mar decide exportar esa costumbre de echarse a las tiendas como si no hubiera un mañana y alguien a este lado del mar decide importar la idea para llenar las grandes superficies de compradores compulsivos.
Publicidad machacona hasta la histeria, cartelería preparada para la ocasión... ¿ De verdad que no os enerva?.¡ Pero si lo anuncian hasta en la farmacia y en la carnicería!
En medio de este festival quien pierde es el pequeño comercio al que le obligan a subirse al carro del descuento le venga bien o no. Bastante machacado está por muchas causas como para encima fastidiarle un poco más, otra vuelta de tuerca. Ya sé que es inevitable el cambio de tendencia en las compras por parte de la gente joven. Han adquirido nuevas maneras de vivir y de comprar. Las partes viejas de las ciudades van quedando para la gente acostumbrada a sus tiendas, para la gente mayor en definitiva, aunque no suene muy bien. La vida de las ciudades cambia, pero sería una pena verlas con poco comercio, con locales abandonados.
Pienso que si puestos a importar costumbres de otros países lo hiciéramos con lo mejor que nos pueden ofrecer en cuanto a educación, cuidado del medio ambiente, derechos sociales y tantas cosas...pues viviríamos mejor, pero no, nos quedamos con lo que nos lleva solo a consumir de manera compulsiva.
Cualquier día nos vemos celebrando el "día de acción de gracias" aunque no tengamos ni repajolera idea de por qué lo hacemos. Ojo, que también me parece estúpido celebrar la Navidad, y no lo digo comprando sino celebrando, que no es lo mismo, si no eres creyente, pero como hay extra y vacaciones, pues mira qué bien.
Naturalmente esta es una opinión mía y puede ser criticable. Los muy jóvenes veréis el tema de otra manera y tenéis otros puntos de vista. Los respeto, pero es que yo que tengo unos cuantos años estoy más que harta de que nos manipulen y nos lleven por corrientes por las que no nos da la gana de ir. Soy de la generación del "no todo vale" y no me vale que se potencie el consumo exagerado, el comprar por comprar y sobre todo no me vale que me impongan a toque de trompeta salir a la estampida a comprar porque me lo dice una costumbre a la que no me une nada.