Ander Nagore
Cucarachas
Antes de empezar pongámonos en contexto, trabajo en un instituto público. Ahora que ya nos conocemos como para tener una cita en tinder procedo con mi historia: El otro día y como cada mañana acudí a uno de los tres servicios que nos facilita el centro a los empleados, cuando ví algo que flotaba y se movía en el retrete. Y no, no era un deshecho de magnitudes bíblicas, era una cucaracha. Una sucia y asquerosa cucaracha. En serio, es ver una y el cuerpo se me paraliza. Puro pánico, y no es que tenga mucho sentido, porque ya me dirás tú qué peligro puede suponerme. Me imagino que será un mecanismo de protección del ser humano que habrá desarrollado para prevenirse de enfermedades en el pasado. O igual no, qué sabré yo, no soy teleco. En fin, lo que sí que me llama la atención es que algo parecido me sucede cada vez que veo una furgoneta de la policía. Es curioso, porque se que no he cometido ningún delito y sin embargo cada vez que veo una me pongo tenso. Se que no soy el único que ha desarrollado esta especie de fobia a los cuerpos de seguridad del estado, y es que si un “servicio”, el cual se supone que su deber es el de protegernos, nos da miedo… Algo estará fallando, ¿no?