Eduardo Arocena
Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.
Dados los hechos, ¿Batalla perdida?
“En el siglo XIX y principios del XX, la clase obrera se integra a la sociedad como ciudadano a través del trabajo. En los dos primeros tercios del s. XX a través del consumo. En el cambio de siglo, a través del deseo de consumo” merced a la deriva neoliberal que trata de mercantilizarlo todo, hasta las relaciones sociales. “Ese deseo es la introducción del capitalismo salvaje en la mente del trabajador, principalmente a través de los medios de comunicación, especialmente en la ficción y en la publicidad”. Nos quieren empresarios de nosotros mismos, en permanente competencia con los demás en todos los terrenos, en unas condiciones donde no existe el ascenso social, donde si naces pobre no importa lo mucho que te esfuerces porque pobre morirás y pobres serán tus hijos.
Yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Estamos tan ocupados sobreviviendo que no nos da tiempo a vivir. Antes con un sueldo era posible sacar adelante a duras penas a una familia numerosa. Ahora son necesarios dos sueldos, lo que deja la mayor parte del día a los hijos a cargo de otras personas (abuelos, profesores, actividades extraescolares, canguros…) con el consiguiente distrés emocional para todos. Volvemos tan cansados después de una jornada habitualmente extenuante que no nos queda ni tiempo ni energía para formarnos, informarnos verazmente ni juzgar críticamente las acciones de los poderes fácticos. Sólo queremos desconectar de la avalancha de estímulos superfluos a la que estamos sometidos o evadirnos de un presente sin expectativas y un futuro nada halagüeño - un 24% de españoles ha tomado psicofármacos (antidepresivos, ansiolíticos y somníferos) en el último año, según la OCU.
Es difícil explicarse que, después de 8 años de crisis/estafa y de 5 millones de parados, estemos en la situación política actual, donde un 30% de la población con derecho a voto no acude a las urnas. ¿Escépticos, nihilistas, antihumanistas? ¿Es que no les duele la realidad que vivimos? No dejan de sorprenderme las personas que dicen que no quieren saber nada de política. ¿Es que no les interesan sus condiciones laborales, sus derechos, su sanidad, su educación, su futuro? ¿No saben que la suma de problemas individuales se soluciona mediante la política? ¿Qué tiene que pasar para mover el culo? ¿Y qué tiene que pasar para no votar a tus propios verdugos?
Queremos que se acabe la crisis para vivir como vivíamos antes del 2007, con el ánimo de alcanzar la felicidad a través del consumo ¿Queremos que todo cambie para que todo siga igual? ¿En serio? Entonces que se pare el mundo que yo me bajo. Yo pensaba que esto se trataba de vivir cada vez un poco mejor. Todos. Nadie viene a este mundo para sufrir en una especie de teleología macabra nacida del pecado original. Los de abajo estamos reproduciendo constantemente los comportamientos que no nos permiten prosperar de forma sostenible de una vez por todas. Ya es hora de despertar ¿no?
Si quieres cambiar el mundo, predica con el ejemplo.