Eduardo Arocena

Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.

2015-06-18

El centro, ese animal mitológico

¿Se puede gobernar para todos? ¿Es posible satisfacer al que desahucia y al desahuciado, al estafador y al estafado, al privilegiado y al marginado, al rico y al pobre? Eso es lo que preconiza el autodenominado centro político. Eso es una quimera y entiéndase este término como eufemismo de mentira. El centro es como el que quiere quedar bien con todo el mundo, a pesar de que eso es imposible. O no lo entiende o no lo quiere entender o se piensa que los demás son idiotas (en su acepción griega clásica).

Siempre que se aplica una política determinada hay beneficiarios y perjudicados, a no ser que esa política sea una que amplíe derechos. El matiz está en si los beneficiarios son mayoría o no lo son. Ya lo dijo el asquerosamente acaudalado Warren Buffet: “Hay una guerra de clases, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando”. El que niegue la existencia de clases sociales está negando la realidad misma. El que niegue el conflicto de intereses entre clases es que está  seriamente desorientado o quiere desorientar seriamente. O se gobierna a favor de la mayoría, o se gobierna a favor de la minoría. No hay más. Estamos asistiendo a la  mayor concentración de riqueza de la historia en manos del menor número de personas. Y da la “casualidad” de que los partidos que llevan a cabo esas políticas que  favorecen ese suceso se autodenominan de centro (ya sea centro-izquierda o centro-derecha) o directamente conservadores (estos por lo menos son sinceros).

Desde la tercera vía de Blair, los socialistas europeos ya no son socialistas, son socialdemócratas, como si se pudiera ser socialista sin ser demócrata; y los conservadores...bueno, son conservadores, de ahí el adjetivo. Me acuerdo de la frase de Zapatero: “Bajar impuestos es de izquierdas”. Bueno, depende de a quién se los bajes. Si reduces o eliminas el impuesto de sucesiones y el de patrimonio, permites las SICAV, las bonificaciones y exenciones fiscales, y un largo etcétera, no creo que el currela ordinario lo aplauda frenéticamente, a no ser que se haya creído el cuento del centro-izquierda. Y por el lado de la derecha, lo de “si a los ricos les va bien, nos irá bien a todos” no hay por dónde sostenerlo con un mínimo de rigor, las evidencias en su contra son apabullantes.

Centro-izquierda y centro-derecha eran hermanos siameses, y desde Blair, el segundo devoró al primero durante las primeras fases de la gestación de esta tercera vía, fenómeno conocido como quimera, esta vez en el sentido genético del término.

Así que no acepto “centro” como animal de compañía.

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