Ion Ziriza
2013-10-26
Había una vez... Un circo...
Trayendo a colación el titulo, no voy a hablar de un circo que alegraba siempre el corazón ni que nos llenaba de emoción. En este circo, las personas reciben porrazos, son encarceladas, viven bajo el umbral de la pobreza, en este circo nada es legítimo a no ser que se encuentre bajo ese gran sombrero llamado estado de derecho, o estado de derechas, todavía no me aclaro con el término…
En este circo la vida tiene un único sentido, que es pagar lo que debes por querer vivir. Este circo se podría llamar capitalismo, o neoliberalismo, o Europa, o España,… como se quiera, pero lo que sí tengo claro (yo, persona, ente pensante,…) es que la más peligrosa de todas las ilusiones es pensar que solo existe una sola realidad, o un solo circo (Paul watzlawick). No pretendo ser otro columnista pesimista al que la propia negatividad no le deja ver que todos somos agentes de cambio para transformar lo que no nos gusta. Seres capaces de dar forma a lo que pensamos que es más justo, más equitativo… Pero hay que poner los pies en la tierra, porque tenemos que aprender a desaprender, porque los sueños, sueños son cuando no se les da forma, cuando nos obcecamos, cuando el miedo bloquea nuestra capacidad de ser ni más ni menos que un ser humano.
Dejando a un lado metáforas, oximorones y pleonasmos, me gustaría posar los pies en la tierra y darme de bruces con la realidad (o circo) que nos toca, con relación a los hechos que han tenido comienzo el 14 de octubre. Por un lado 80 ciudadanos (personas, entes pensantes,…) vascos están siendo enjuiciados por su militancia política, por las ganas de darle forma a la realidad. Como un compañero decía el lunes delante de toda la parafernalia tanto judicial como mediática,” no se está juzgando a terroristas sino a personas comprometidas con política, con inquietudes sociales”. Por otro lado sin embargo, en Euskal Herria se piensa, se habla y se construye un muro popular, muro que protege a personas represaliadas, a personas capaces de dar forma a la realidad que quieren, el muro en si está formado por estas personas.
El circo que nos ha tocado vivir ni nos gusta ni nos apetece, a si que seamos valientes, rasguemos las lonas y pensemos la realidad que queramos crear.
Tenemos que aprender a desaprender, porque los sueños, sueños son cuando no se les da forma
El circo que nos ha tocado vivir ni nos gusta ni nos apetece, a si que seamos valientes, rasguemos las lonas y pensemos la realidad que queramos crear.
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