Eduardo Arocena
Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.
La culpabilización del pobre
Si eres pobre es por tu culpa, tu única y exclusiva culpa. Porque no te esfuerzas lo suficiente, porque no eres lo suficientemente listo, porque no trabajas lo suficiente o porque no tienes ideas valiosas.
Esta es otra vertiente de la ideología neoliberal. Como resultado de la competencia “natural” sólo prosperan los audaces, los que valen. Los demás son prescindibles, abandonables o deben adoptar un papel servil. ¡Viva la empatía!, claro que sí. Como si las relaciones sociales, el núcleo familiar, la educación o las condiciones iniciales, en definitiva, el entorno, no tuviera nada que ver. Y aquí volvemos al darwinismo social y económico que cité en mi último artículo. Para el darwinismo clásico sólo sobreviven los que mejor se adaptan al entorno. Esto en la mente neoliberal se transforma en: sólo sobreviven los que provienen de mejor estirpe, los que tienen buenos genes. ¡A tomar por culo la epigenética! Esto es como lo del diseño inteligente: interpreto la ciencia como Dios me dio a entender.
Da igual que partas en desventaja, es tu culpa no encontrar trabajo, es tu culpa no llegar a fin de mes, es tu culpa. Tuya. ¿Y si una cura del cáncer estuviese en la mente de una niña desnutrida de Etiopía? ¿Y si una solución al cambio climático estuviese en la mente de un refugiado sirio?
¿Te mueres de hambre?, búscate la vida. ¿No pudiste estudiar?, búscate la vida. ¿Te han despedido?, búscate la vida. ¿Se te ha acabado el paro?, búscate la vida. ¿Hemos provocado una guerra en tu país y ahora no te damos asilo?, búscate la jodida vida.
Por cierto, también tienes la culpa de la “crisis” por haber querido vivir por encima de tus posibilidades. Y nos bombardean cotidianamente con esta cantinela empleando de forma maestra las 10 estrategias de manipulación mediática de Noam Chomsky.
El caso es que los neoliberales únicamente aplican todo lo anterior a los demás. Cuando se encuentran en problemas por una mala gestión de sus recursos heredados o conseguidos mediante su influencia o cercanía al poder político, entonces recurren sin rubor alguno a Papá Estado. Porque ellos se lo merecen, porque son mejores.
Para concluir, los neoliberales también tienen como característica definitoria su predilección por defender el egoísmo porque según ellos está inextricablemente unido a la “naturaleza del ser humano”, como si esta no dependiese tampoco del entorno. No existe la “naturaleza del ser humano”, hay tantas como personas pueblan el planeta, tal como escribí en mi primer artículo.
Acabemos con este sinsentido. El momento es ahora.
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por los estudiantes, y yo no me preocupé, pues era parte del sistema.
Luego vinieron por los periodistas, y yo me quedé callado, pues no me interesaba enterarme de nada.
Luego vinieron por los homosexuales y yo ni siquiera quise enterarme, pues soy heterosexual.
Luego vinieron por los negros, pero como soy blanco, tampoco hice nada.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie al que le importara ni que quisiera hacer nada por mí”.
Martín Niemoller.
Pastor alemán encarcelado de 1937 a 1945 por el gobierno de Hitler.