Pablo Alonso
Leer entre líneas
El sol no ha salido aun, tienes el flexo encendido, la calefacción apagada, el café caliente sobre tus manos, bolígrafos a un lado de la mesa y unos papeles (que parecen jeroglíficos) a otro. Comienzan los sudores fríos, las dudas y miedos; re-recuentas el tiempo restante para la cita… No hay nada que hacer ya… Entonces te enfadas y con razón (crees). Has tenido tiempo más que suficiente para prepararte y evitar el desastre; pero salir de cañas, el partido de futbol, enredar con el ordenador, juntarte con conocidos o leerte ese libro han hecho que pensaras que había algo mucho más importantes que esos “papeles”; y ahora viéndolo con perspectiva te das cuenta de que no era así y ya no te queda tiempo para arreglarlo… no te queda otra, bajas los brazos y lo aceptas ¿qué tienes que perder ya?
Este puede ser el resumen de una vida de estudiante que está a punto de presentarse a un examen sin estudiar (y todos sabemos lo que sucederá).
Pero también puedes ser tu mañana al abrir una carta del banco o al leer una nueva injusta ley.
Está claro que la Sociedad en su conjunto ha llegado a resignarse por todas las injusticias que están pasando por delante de nuestras narices y no hay nadie que les diga ¡hasta aquí! Y salga bien parado (recortes, bajadas de sueldos, rescates a la bolsa, negación de becas, reducción de jornadas, presuntos imputados fiscales, nueva ley de ciudadanía, obras inútiles…). Nos hacen creer que ya es tarde para hacer algo al respecto y así es, es tarde para enmendar los errores del pasado, pero no para intentar mejorar el futuro.
Está claro que este país en el que estamos viviendo precisa de una transformación y para lograr este cambio deben producirse acciones colectivas que luchen por una misma causa (nada de acciones puntuales). Lamentablemente la historia nos dice que para que esto suceda, se precisa de una persona que sepa detectar, canalizar y liderar las ansias de una comunidad. Una persona surgida bajo las raíces democráticas del país y con ideales firmes a una justicia digna e igualitaria.
Por otro lado, está el incordio que supone esto a las estructuras rígidas que quieren mantener las injusticias y la jerarquía actual; esa estructura que está en todos lados y quiere controlar todo lo que está bajo su poder. Por ese motivo, cuando la situación les puede, acuden al auxilio de la ley y el orden con el fin de hacer que personas entregadas a una causa se transformen de pseudo-líderes a personas no gratas para la sociedad. Y hacen que nos creamos por ejemplo que Nelson Mandela era una persona que luchaba contra el estado con medios ilegales y que el Sociólogo José Ignacio Wert sea el más indicado para realizar cambios en la educación.
Todo depende de cómo hayas leído los papeles hasta el momento: con actitud crítica o simplemente como tenías mejores cosas que hacer, no los has leído y te has dejado influenciar. Sea como fuere, intenta cambiar tu futuro (aunque sea el inmediato) porque es lo próximo que te pueden quitar (y da por sentado de que así será).