Victor Moreno

Victor Moreno

Ya no es necesario recurrir a la técnica del esperpento de Valle Inclán para dar cuenta de lo que ocurre. Los hechos vienen a nuestro encuentro sin necesidad de solicitarlos. Lo hacen de forma tan grotesca que solo nos queda actuar como los tomógrafos, pero con material palabrático. Escribir para cortar la realidad en pedacitos y comprobar si en su interior se registra vida inteligente o, por el contrario, rasgos de una imbecilidad cada vez más inquietantes.

2014-02-22

Los llaman asesores, pero son otra cosa

Brecht decía que robar a un banco no es delito; pero sí crearlo.

Fuera así, y a la vista está que la historia más reciente de este país confirma su dictamen, no entiendo que en los escraches no se voceen los nombres de quienes presiden los grandes bancos de este país.

Sería higiénico que los periodistas de investigación sacaran a la palestra pública los nombres de los asesores fiscales y jurídicos que pululan en las grandes empresas y bancos de este país.

La verdad es que no sabe uno quiénes son peores en desarrollar su catadura inmoral, si estos asesores que trabajan por explotar la plusvalía de la buena fe de la gente, o aquellos otros que forman parte de grandes empresas y no hacen absolutamente nada.

Que Aznar sea asesor de Endesa y cobre al año 200. 000 euros, o que González lo fuera de Gas Natural y cobre 150.000 euros anuales, por serlo, es imagen que no encaja en ninguna ética y moral al uso.
Aznar y González no saben nada de electricidad y de gas natural, respectivamente y, por tanto, es imposible que elaborasen informe alguno acerca de dichas materias. Así que nos preguntamos, ¿qué hacían dos palurdos en una empresa en la que cobran cantidades desorbitadas por asesorar en nada?

El tráfico de influencias goza de larga sombra y muchos consejeros de empresa, procedentes de la política, lo practican de modo escandaloso. En ella se cobijan gentes que perdieron el norte de la ética para sustituirlo por los cierzos de una ambición desmedida. Ex presidentes y ex ministros de la izquierda y de la derecha.

Y el culebrón inmoral parece que tiene visos de continuar.
Hace unos días, le recitaban al gesticulante Rubalcaba un listado largo de excargos socialistas convertidos en “asesores conseguidores”, y respondió que le parecía lo más normal: “porque tienen derecho a trabajar”.

Ignoraba que la Real Academia de la Lengua hubiera sustituido la palabra trabajo por la de tráfico de influencias.
 

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