Ander Nagore
Migajas
¡Ey! ¡Qué tal! Pues nada, que el otro día quedamos los colegas de la uni para cenar y echar unas cerves, a lo cual sale el tema recurrente en todo tipo de convenciones sociales: “¡Los profesores cobran demasiado!”. Si me diesen un euro cada vez que he escuchado algo así… Ahora mismo tendría 7. Total, ante tal sinsentido de afirmación (soy profe, por si no se nota) comenzamos a discutir, y un compañero me dice que vista la situación económica de hoy en día, se deberían bajar los impuestos, ya que el suele andar justo de dinero para acabar el mes y no es justo que anden así los trabajadores privados, que al fin y al cabo son los que mantienen el sistema público. Una muy válida argumentación si no dijese eso mientras se echaba el quinto cubata. Yo amablemente le recuerdo que el sistema público le permite gozar de ciertos servicios como pueden ser sanidad, educación, “seguridad”, saneamiento, y un muy largo etc. El me responde que su propuesta no es rehusar de dichos servicios si no simplemente que los trabajadores de lo público nos bajemos el sueldo para que así haya que pagar menos impuestos. ¡Valiente granujilla! Ante tal genialidad no puedo evitar pensar en un ejemplo parecido. Yo cada día compro una barra de pan (¡chupaos esa dietistas!) y eso me supone un gasto a fin de mes, como tantas otras cosas. Si anduviese flojo de pasta, lo último que se me ocurriría es ir a donde el panadero a pedirle que se baje el sueldo, para que así yo pueda seguir disfrutando de su pan, pero a un precio más asequible. Y es aquí a donde quiero llegar: El otro día me dio bastante pena, además de ganas de pisarle el cuello a mi compi, el estar discutiendo entre nosotros por bajarnos los sueldos. Y es que es lo que tiene nuestro gran sistema capitalista, en vez de mirar arriba y pelear contra los que están pagando miserias, estamos peleándonos entre compañeros por cuatro migajas que nos sueltan.