Eduardo Arocena
Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.
Marca España
Un sistema judicial que se acuesta franquista y se levanta al día siguiente demócrata, Bárcenas, Puyol, Ruiz Mateos, infraestructuras faraónicas, rotondas, concejales de urbanismo, los toros, la duquesa de Alba, fútbol y prensa rosa, Gurtel y los ERE, el 2º país más desigual de la Unión Europea, con todas las empresas del IBEX-35 con filiales en paraísos fiscales; ladrillo y chiringuito de playa, una deuda privada que muta por alquimia en deuda pública, rescate a Castor, rescate a las autopistas, medios de DESinformación, Bankia y Rato, futbolistas que guardan un minuto de silencio por los muertos en París y hora y media después lucen sus Ferraris (¿es que acaso la escasez de oportunidades y la inmensa desigualdad no tienen nada que ver en la radicalización de los de abajo?), puertas giratorias, “déficit de tarifa”… Podría seguir esta tristísima enumeración un buen rato. Y los que de un modo u otro permitieron o promovieron todo esto nos hablan de Marca España.
Los médicos de la sanidad pública que pasan dos horas diarias de consulta por encima de su horario, los profesores de la educación pública que hacen lo indecible por atender clases masificadas, los currelas que se levantan a las 5 para hacer un trabajo de mierda en una fábrica de mierda para que se forren otros, los que trabajan a 3 turnos, los pensionistas que mantienen a toda su familia (otra vez), los ingenieros brillantes que han tenido que emigrar, los que tienen que estirar su salario de miseria para llegar a fin de mes y poder cubrir sus necesidades básicas; y las mujeres, sobre todo las mujeres, sobre las que recae todo el peso de las labores domésticas y el cuidado de los niños y personas dependientes. En resumen, los que hacen que el país funcione. Esa es mi MARCA ESPAÑA y no la otra. Esta es la que hay que fortalecer. Esta es la España de verdad. No la España de los especuladores, de los defraudadores, de los patriotas de pulsera y banderas kilométricas que acaban vendiendo el país a trozos al mejor postor o, lo que es peor, a sus amiguetes.
¿Cuántas veces hemos oído algo del estilo “eso daña nuestra imagen exterior”? Y yo me pregunto: ¿la imagen de quién y ante quién? ¿Es que los demás países no tienen problemas? Quien se preocupa de la imagen no se preocupa del trasfondo. ¿Y si esa imagen está distorsionada? Esto es propaganda fraudulenta, publicidad engañosa, apariencias, fachada para inversores, marketing. Dejen de hablarme de cuentos de hadas y céntrense en el país real, el tuyo, querido lector y el mío, no el de los señoritos y sus gestores. Nos quieren hacer creer que no hay dinero. Mentira. Lo que no hay es la voluntad de recaudarlo, la voluntad de morder la mano de los que les darán de comer en el futuro, merced a las puertas giratorias, a los políticos profesionales de los partidos mayoritarios de estos últimos 30 años y sus versiones de marca blanca.
Que no me hablen de Marca España los que únicamente defienden los intereses de unos pocos. Malditos corruptos y malditos corruptores.