Gutuna - Cartas
¡Hasta siempre Comandante!
Este pasado 26 de noviembre, nos despertamos con la enorme tristeza de conocer el fallecimiento de Fidel Castro. Un día en el que todavía estábamos llorando la muerte del incansable luchador comunista Marcos Ana, ocurrida solo dos días antes, y que nos había dejado a los 96 años (ejemplar la lucha y dignidad del poeta, hasta su último aliento).
Fidel además de genial revolucionario y brillante líder político, fue sobre todo una figura que siempre sirvió de faro, de guía de la moral y la ética, un coloso de las ideas. Creía firmemente aquello que decía el gran José Martí: “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”. Sin duda que Fidel era un gran estratega militar, comprobado no sólo en la Sierra Maestra sino en su cuidadosa planificación de la gran batalla de Cuito Cuanavale, librada en Angola entre diciembre de 1987 y marzo de 1988, y que precipitó el derrumbe del régimen racista sudafricano y la frustración de los planes de Estados Unidos en África meridional.
Es imposible entender el mundo de la segunda mitad del siglo XX sin la figura del Comandante, el más grande revolucionario de su época. Su vida ha terminado, pero la llama de su ejemplo, su lucha incansable por el socialismo y sobre todo sus logros y sus ideas perdurarán para siempre en Cuba, América Latina y en el mundo entero. Sin duda, la historia le absolverá.
Fidel y la revolución cubana siempre han sido ejemplos de solidaridad entre los pueblos, de internacionalismo y generosidad, ejemplos de dignidad y humanidad, y por supuesto de astucia y tenacidad para plantar cara al capitalismo e imperialismo opresor.
Fidel ha muerto, pero su legado (como el de Lenin, el Che y el de Chávez, entre otros gigantes de la historia revolucionaria) vivirá para siempre. Las personas perecemos, pero las ideas son inmortales.
Hoy con más fuerza que nunca debemos gritar: ¡Hasta la victoria siempre!
Sigamos el ejemplo de Fidel y de la revolución cubana.
¡Hasta siempre Comandante! ¡Viva Cuba socialista!