Gutuna - Cartas

2018-12-19

Se Montó el belén

Jesús Sainz de Murieta Soravilla
Vecino de Barañain

Resulta difícil pasar por delante del edificio de la Casa Consistorial sin advertir la presencia de un belén. Situado en los bajos de la misma, ocupando parte de la sala de usos multiples y tras un amplio ventanal acristalado, es casi imposible no verlo. Esta imposibilidad de evitar su visión, es aplicable a creyentes de religiones distintas, a personas agnósticas o ateas y a vecindario de cualquier edad. Una pegatina adherida al cristal por el interior nos informa de que está realizado por la Asociación de Belenistas de Barañain. Un pasquín -tamaño octavilla- anima a la ciudadanía a formar parte de la aludida Asociación.

No está de más recordar -en el tema que nos ocupa- que en nuestro hemisferio el solsticio de invierno tiene lugar entre el 20 y 23 de diciembre y coincide con el comienzo del alargamiento de las horas diurnas y el acortamineto de las noches. Las interpretaciones dadas al mismo por las distintas culturas son, y han sido, muy variadas. El belén representa el nacimiento de Cristo, considerado por sus fieles como el propio Dios encarnado. El nacimiento se celebra el 25 de diciembre, que era el solsticio de invierno cuando se creó el calendario juliano; calendario introducido por Julio César en el año 46 antes de nuestra era. La primera celebración navideña en que se realizó un belén fue en 1223, en Italia.

La Constitución Española -que con mucho, poco o ningun consentimiento por parte de la ciudadanía- ordena muchos aspectos de nuestras vidas, reconoce el carácter aconfesional del Estado. Esto supone, o debería suponer, la afirmación de un principio de neutralidad, que posee diversos significados avalados, incluso, por sentencias del Tribunal Constitucional, tales como: “Esta neutralidad veda cualquier tipo de confusión entre funciones religiosas y estatales”. “El estado se prohibe a sí mismo cualquier concurrencia junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o actitudes de carácter religioso”.

No seré yo quien se declare contrario a que cualquiera pueda manifestar sus creencias religiosas o mostrar representaciones externas de las mismas. Pero, lo que me parece un error de bulto es que la Casa Consistorial esté presidida, -en parte y por unos días- por un belén que representa el nacimiento del Dios de la Cristiandad.

Tengo entendido que la Asociación de Belenistas, como ocurre con otras de la localidad, dispone de un local cedido por el Ayuntamiento para realizar actividades propias.

En nuestro municipio existen, al menos que yo conozca, dos Iglesias de culto católico, un Colegio religioso, el Seminario Mayor S. José de la Diócesis de Arequipo (Puerto Rico), y diversas residencias del mismo signo. Creo que los locales o edificios citados debieran ser el ámbito apropiado para que, quien lo desee, se acerque a ver el trabajo elaborado por la Asociación de Belenistas.

El carácter aconfesional de las Instituciones Públicas -incluidos los Ayuntamientos- y su obligada neutralidad, debiera propiciar, como mínimo, la no discriminación entre la ciudadanía. Alquien podría aludir, como justificación de la presencia del belen, la tradición existente. No me voy a detener en ello; únicamente, recordar que podríamos llenar folios y folios de tradiciones existentes, en cualquier ámbito, contrarias a los derechos reconocidos a las personas. Aunque eso supondría meterse en otro belén.

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