Ion Ziriza
Karmele Gogoan
10 años, esa es la cifra. Aquel 6 de diciembre de 2004, el cual nos sobrecogió a tod@s, con una simple noticia, la cual ennegreció todo lo que lo que el sol iluminaba en aquel gélido día; Karmele ha muerto yendo a visitar a Ekain. Sensaciones de todo tipo menos de bienestar, más bien diría de impotencia, rabia, incomprensión,… 10 años de injusticia, de no reconocimiento, 10 años de vergüenza que aún hoy en día provoca desasosiego, la cara más asesina de la DISPERSIÓN, había liquidado a otra persona.
En pleno 2014, la dispersión sigue estando más latente que nunca, sin obviar que nos encontramos en un escenario propicio para la resolución del conflicto. No se entiende que existan familiares y amigos de presos que tengan que seguir haciendo miles de kilómetros para poder ver a su ser querido durante 40 miserables minutos y teniendo un cristal de por medio. No se entiende que la voluntad política de un gobierno sea la inacción respecto a la dispersión y pese a que los mismos presos estén dando pasos de gigante para solucionar lo que es una de las `primeras y más importante fase para la resolución del conflicto, los presos políticos y su situación o estatus.
Volviendo a Karmele, me entristece y llena de impotencia, el hecho de que no haya sido reconocida como víctima de un conflicto, que de uno u otro modo está vivo. La reparación es algo vital para la construcción de escenarios de justicia social. Porque las víctimas de cualquier bando y de un mismo conflicto, tiene que sentir el apoyo de la gente, tienen que escuchar el respeto de lo ocurrido, reconocido de un modo popular e institucional, porque este es el único modo que en un mañana exista una conciliación, cuando verdaderamente todas las partes reconozcan los males provocados.
Junto a la reparación y al respeto, otro concepto inherente a los anteriores es el reconocimiento. Este reconocimiento a Karmele, a Ekain y a José Luis, el pueblo se lo ha dado, ahora es turno de que se les reconozca de una manera pública e institucional. Porque es la hora de construir puentes de reconciliación, de respeto y de reconocimiento, para que ni una persona más se juegue la vida en la carretera por visitar a sus seres queridos, porque el estado reconozca que las políticas de dispersión matan y porque es de la sociedad, la labor de que esto no se olvide y se comparta entre tod@s: Karmele zauden lekuan zaudela ez zaitugu inoiz ahaztuko!!