Victor Moreno
Ya no es necesario recurrir a la técnica del esperpento de Valle Inclán para dar cuenta de lo que ocurre. Los hechos vienen a nuestro encuentro sin necesidad de solicitarlos. Lo hacen de forma tan grotesca que solo nos queda actuar como los tomógrafos, pero con material palabrático. Escribir para cortar la realidad en pedacitos y comprobar si en su interior se registra vida inteligente o, por el contrario, rasgos de una imbecilidad cada vez más inquietantes.
¿Lo dice en serio, sr. Sánchez?
Me refiero a las declaraciones del dirigente del PSOE, don Pedro Sánchez Castejón, prometiendo la aplicación de ciertas medidas para reforzar el carácter laico del Estado. No se lo cree nadie.
El PSOE hace ya mucho tiempo que no produce ninguna ilusión ni desilusión, pues sabemos que lo que promete no lo cumple, lo digan como estrategia o como ideología. Perdí cualquier esperanza en el cumplimiento de su palabra cuando prometieron “de entrada No a la OTAN” y, luego, nos la clavaron hasta el garganchón. A partir de entonces, jamás creí una sola palabra de lo que dicho partido voceara acerca de esto y de lo otro. Para colmo, vino después el GAL, que fue el acabose del cinismo y de la infamia.
Viendo a Pedro Sánchez en el Parlamento tachando a Rajoy de mentiroso por el incumplimiento de sus promesas, no pude dejar rienda suelta a mi memoria recordando las promesas realizadas por los gerifaltes de altura del PSOE y su sistemático incumplimiento posterior: González, Zapatero, Rubalcaba, sumándose a ellos, ahora, el tierno Sánchez.
Hay que ser muy ingenuo o cínico y anunciar medidas para reforzar el carácter laico del Estado desde un partido, cuya particularidad especial ha sido cagarse por los pantalones cada vez que tenía que enfrentarse a la Iglesia. Digámoslo con toda crudeza. Pero, ¿qué, coño, va a reforzar el PSOE, si, desde que se aprobó la Constitución, no ha hecho nada para que se cumpliera el artículo 16. 3 de la Constitución que establece la no confesionalidad del Estado?
Refuerzas, fortaleces o robusteces aquello que ya has instalado o implantado previamente. Pero ¿cuándo ha tenido el PSOE un gesto institucional que tendiera a fortalecer la laicidad del Estado?
Sus ministros no han dejado de asistir a todas las ceremonias religiosas confesionales habidas y por haber. La vicepresidenta del gobierno de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, y el incombustible Bono, también Moratinos, no se perdieron ceremonia religiosa al más alto nivel representando a España. La ley de la libertad religiosa de 1980 sigue en la sima del olvido cuando prometieron modificarla. Prometieron meter en cintura a la Iglesia en materia de financiación y, curiosamente, esta jamás recibió tanta ayuda económica como en la época de Zapatero. Prometieron cortar el nudo gordiano de los acuerdos con la santa Sede de 1979. Prometieron que obligarían a la Iglesia a pagar el IBI. Y no han dicho ni media contra la voracidad capitalista de la Iglesia inmatriculando iglesias, bajeras y prados.
Prometieron, prometieron y prometieron. Y no cumplieron.
Al PSOE se le va la fuerza por la boca. Es el partido de las promesas incumplidas. Así que, visto su miedo cerval a la Iglesia, yo me conformaría con que sus políticos de a pie se inhibieran de asistir a cualquier acto religioso en representación de la ciudadanía.
Solo eso. Así de fácil. ¿Fácil? Ya verán que no.