Garazi Iraizotz
2013-11-17
Algunas corrientes feministas renunciaron a ser sexológicas
“Es la sexuación la que sexua a los intersexuales sexos, produciendo diferencias y diversidades sexuales, ENTRE LOS SEXOS Y DENTRO DE LOS SEXOS” (Joserra Landarroitajauregi).
El sexo es productor de diferencia. No solo diferencia a hombres y mujeres, también diferencia a los hombres de los hombres y a las mujeres de las mujeres. Y es por ello que reivindicamos que las sexualidades son muchas, la mía y la vuestra, una joya preciosa particular e irrepetible.
Por lo tanto, la diversidad se la debemos a los procesos de sexuación, que nos sexuan como hombres Y como mujeres – no como hombres o mujeres-. Al fin y al cabo los dos sexos conviven dentro de cada uno de nosotros y nosotras.
No hay manera de hacernos iguales, ni a los hombres y mujeres, ni a todos los hombres en su conjunto, ni a las mujeres en el suyo. Es más, cuando a dos se les quiere hacer iguales, se conservan y potencian sus diferencias.
Algunas corrientes feministas, piensan que las diferencias acarrean de forma inevitable la jerarquización. Se empeñan en defender que la discriminación está inexorablemente vinculada a la diferencia. Y desde aquí reivindican la igualdad.
Socialmente se ha aceptado la igualdad como valor deseable frente a la diferencia. Encajando con la igualdad, la tendencia ahora es la uniformidad. Difundida, asimilada y acomodada está la mentalidad que renunció a ser sexológica.
Fueron algunas mujeres del siglo XVIII quienes recuperaron la noción del SEXO, y son algunas mujeres ahora quienes la están perdiendo. Aquellas mujeres de la ilustración se reivindicaron como diferentes y no menores. Algunas hoy día se reivindican como iguales para no ser inferiores. Muchas mujeres pretenden empoderarse “desexuandose”, “desexualizandose”. Ser persona abandonando su condición de mujer.
Creo que mucho hay que deshacer y mucho queda por hacer. Quizás podríamos empezar pensando que unos y otros no somos ni tenemos que ser compatibles. En todo caso, somos COMPARTIBLES.
La diversidad se la debemos a los procesos de sexuación.
Cuando a dos se les quiere hacer iguales, se conservan y potencian sus diferencias.
Socialmente se ha aceptado la igualdad como valor deseable frente a la diferencia.
Aquellas mujeres de la ilustración se reivindicaron como diferentes y no menores. Algunas hoy día se reivindican como iguales para no ser inferiores.
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