Marta Nicolay
La simple felicidad
La felicidad, qué palabra tan subjetiva y ambigua. Un concepto demasiado individualista en la actualidad en la que vivimos y muy difícil de definir por ello.
Unos dicen que quien no tiene una gran cantidad de dinero no es feliz. Cuando escucho estas palabras me lleno por dentro de pena y de impotencia porque hay muchas personas a nuestro alrededor que piensan y que viven de esa manera y es un proceso muy complicado cambiar el pensamiento de estas personas.
Relacionado con esto, hay una gran cantidad de ellos que viven por y para su físico, para ellos es su armadura, la que genera su confianza en sí mismo y la que les abre las puertas del éxito, tanto sentimental, como laboral o social. Hay quién opta por cambiar su cuerpo de manera rápida para su bienestar instantáneo, operándose, hay otros que prefieren optar por la vida sana y vivir del gimnasio o del deporte, una opción mucho más recomendable.
A veces se puede llegar a casos mucho más extremos, normalmente surgen por una situación traumática anterior y hacen que el sujeto opte por la búsqueda de una vía de escape próxima. Es un círculo vicioso muy rápido si te dejas llevar. Empiezas por drogas legales y acabas dependiendo de la tarjeta de crédito y los billetes, de las jeringuillas y de las agujas.
¿Realmente estamos aquí, vivos, para depender de círculos viciosos tan poderosos y tan consumidores de vida?
Siempre he dicho y seguiré afirmando que pierdo tiempo con quien gano vida, y es que, aunque lleve un tiempo metabolizar este modo de vida en busca de la felicidad, no creo que sea tan complicado, porque se basa en eso, en buscarla, porque siempre queremos más.
El querer más no es nocivo si las cosas que nos llenan son pequeñas y sencillas, porque yo no necesito un Porche ni una casita en la playa para lograr mi felicidad. Un viaje en bus y una acampada en las dunas de la costa me basta.
No dependo de mi imagen porque yo no me visto ni moldeo mi cuerpo para contentar a nadie, si se da el caso de que lo quiera cambiar algo en mí, será por mí, porque lo veo necesario y porque necesito quererme más a mí misma. Además yo me enamoro de las personas de mi alrededor por su forma de ser, por su carisma, su carácter y su labia, me dan igual sus caras y sus cuerpos.
Con esto quiero concienciar todos los que me estén leyendo de que vivir sencillamente es la manera más sana, que sé que es muy complicado por la influencia de los medios que nos hacen tener como objetivo un modelo de vida, de pareja, de casa, de cara, de cuerpo, de empleo determinados que nos crean un marco del que no podemos salir ni ver más allá y que nos cohíbe y nos hace infelices.
Sólo digo a partir de esto que hay que vivir, que hay que pararse a pensar qué es realmente y profundamente lo que nos transmite esa palabra en términos y objetivos sencillos y a corto plazo y empezar a ser felices de una manera pura.