Inma Sayas
Puzzle
Recientemente he visto en el periódico dos fotos que me han llamado la atención. Ambas eran de visitas escolares al Ayuntamiento de Iruña. En la primera que vi había unos 30 alumnos/as y prácticamente todos eran extranjeros, bueno ellos seguramente han nacido aquí, pero casi seguro que sus padres no. Eran de diversas etnias. El colegio era público. En la segunda foto el número de alumnos/as era similar y sólo 4 parecían extranjeros. El colegio era concertado.
En las dos fotografías a todos ellos se les ve sonrientes con esa sonrisa que sólo saben mostrar los niños. Los peques se adaptan y juegan, los adultos ponemos barreras.
Ésta es una realidad que ya tenemos instalada aquí y a mí me parece muy bien porque el mundo es ancho y si han venido es porque aquí les podemos dar lo que en sus países de origen no pueden conseguir aunque no me cabe ninguna duda de que no les habrá sido fácil dejar sus tierras y sus gentes. Lo ideal sería que cada uno viviera donde quiera vivir sin verse obligado a emigrar si no lo quiere, pero como los gobiernos no parece que estén por la labor tendremos que acogerlos.
Todo esto puede sonar a "buenismo", pero es que me hierve la sangre cada vez que oigo a demasiadas personas hablar de los "males" que nos traen los emigrantes, de los trabajos que nos "quitan", de los servicios médicos de los que se "aprovechan", de las "enormes ventajas sociales" que tienen. Todo esto sin movernos de nuestra silla, de nuestra casa y de nuestra enorme falta de sensibilidad.
Hoy por hoy vivimos como en ghettos, cada raza por su lado sin mezclarnos. Tal vez sea que somos muy jóvenes en eso de recibir emigrantes en nuestra tierra. Ya se nos ha olvidado que hubo años difíciles aquí y que salieron miles de personas bien por motivos económicos o bien por motivos políticos. De todas formas esto me lleva a pensar en los puzzles.
Cuando yo hago puzzles lo primero que hago es seleccionar las piezas por colores y las voy colocando en cajitas separadas. Así visto todas esas piezas no tienen ningún sentido. Luego hago el marco que no es otra cosa que el entorno en el que nos movemos y poco a poco colocando cada pieza encajada con la siguiente es como se va tejiendo el puzzle y cobra todo su sentido cuando está terminado. Ahí vemos por fin el mosaico acabado.
Nuestra sociedad, de momento, es eso, las cajitas de piezas de colores. Cuando sea un puzzle terminado querrá decir que nos habremos quitado de encima esa gruesa capa de caspa del racismo. Desde luego que no va a ser mañana, pero mientras vamos uniendo piezas podemos buscar en internet un poema de Pablo Neruda que se titula El barco y lo leemos. Os va a gustar.