Iñaki Martínez
XX. mendeko azken urteetako batean jaioa. Bizitzan gaztetxoa. Buru barnean? Baita ere. Horra hor nire gunetxo honetara sartzeko arrazoia.
Faltan piezas para la paz
Antes de empezar querría apuntar que, por las circunstancias en el que se publica este texto, éste es el primer trabajo firmado que escribo en castellano en Plazaberri. Las siguientes las seguiré escribiendo en euskera, pero hoy quiero que este contenido pueda llegar también a todxs aquellxs que no tienen el privilegio de entenderlo.
Estamos viviendo meses históricos en esta primavera del 2018. Ya han pasado siete años largos y complicados desde que la organización ETA renunció a la violencia. Con ello, la semana pasada se supo que la organización dará por finalizada su actividad la semana que viene mediante un acto, con presencia de representantes políticos y observadores internacionales. Se está escribiendo una nueva pieza en la historia política contemporánea mundial. El proceso de paz en Euskal Herria es el primero que se hace con los Estados implicados en contra. Muchos lo llaman “la vía vasca”, un proceso de paz impulsado desde la sociedad civil; único a nivel cualitativo.
Varios miembros del Gobierno español han explicado estos días que “los terroristas han sido derrotados por el trabajo de las Fuerzas de Seguridad, jueces y fiscales”. Estas palabras no dejan de negar parte de realidad, con el único objetivo de imponer un relato único. La ocupación policial del plan ‘Zona Especial Norte’, miles de casos de torturas, periódicos cerrados, ilegalizaciones de organizaciones políticas, años de cárcel preventiva… No, el Estado no ha desarrollado una simple estrategia contra ETA. Su actuación ha ido dirigida durante años al conjunto de las personas de un proyecto político, una estrategia general contra una ideología que no pudieron acallar con la Transición.
En Euskal Herria, y en Barañáin, no podemos olvidarnos de las “otras víctimas”, las silenciadas. Frente a aquellos que sólo miran hacia una dirección, desde nuestro pueblo debemos recordar todo el sufrimiento que ha habido entre nuestros vecinos y vecinas. La historia tiene que estar escrita con todas las víctimas, para que esta etapa quede en nuestra memoria colectiva por una vez. No se puede construir la paz dejando parte del sufrimiento dentro de las casas de las víctimas olvidadas.
Ekain Gerra Solaguren. Fue militante de la Izquierda Abertzale y del movimiento juvenil de Barañáin. Murió en un desafortunado accidente de tráfico en 2007. Fue detenido en 2003 por supuesta pertenencia a ETA, pero, tras dos años de prisión preventiva, fue absuelto en su juicio. Además de pasar dos injustos años privado de libertad, fue dispersado a 400 kilómetros de su casa a la prisión de Alcalá-Meco. El Estado robó dos años de la vida de Ekain, tanto a él mismo como a sus familiares y amigos. Pero se llevó algo más: Karmele, su Ama. En uno de los viajes para ver a su hijo, en 2004, un fatal accidente de tráfico mató a Karmele Solaguren Goikoetxea. Ella es la decimosexta víctima mortal causada por la dispersión, una medida política de excepción e ilegal aplicada por el Estado. Karmele también es víctima.