Inma Sayas

2019-03-25

Ya basta ¿No?

 

Soy de Alsasua, perdón por no decir Altsasu, no me sale, lo siento, pero tampoco me parece importante decir una cosa u otra. Estoy indignada por el maltrato que está sufriendo mi pueblo. Vamos a poner que tal vez no haya sido siempre un pueblo tranquilo. No sé, el  recuerdo que yo tengo de mi juventud es el de un pueblo normal, con sus fiestas, sus romerías, su música en la plaza, por cierto, bailábamos con paraguas cuando llovía que era a menudo, sus trenes, sus fábricas, sus bares, sus salas de fiesta y el monte de San Pedro y la sierra de Urbasa, como una muralla testigo mudo de nuestros aconteceres y de donde, a veces, nos llegaban buenas tormentas. Más tarde llegó la droga, el caballo, cayó gente con aquello. Eran los 80. Era un secreto a voces saber de dónde venía y quién la traía. Después o a la vez llegó la política. Y no sé en qué momento empezó el paro y los jóvenes que no estudiaban o que sí, que no trabajaban o que sí, pero que les atraía la “lucha”, se organizaron y llegaron las barricadas y las pintadas y las pantomimas y todo lo demás.

 En las ferias de 2017 una pelea de bar abrió la caja de los truenos. Desde el minuto 1 algunos medios informativos hicieron un ejercicio de amarillismo político perfecto. De pronto Alsasua estaba en la cabecera de los informativos, Alsasua se fue llenando de cámaras mostrando el bar donde se había desarrollado la pelea, recogieron testimonios de unos y de otros, escuchaban en los bares sin dar la cara y escribían lo que les daba la gana. No era una pelea cualquiera, los agredidos eran guardias civiles y sus parejas. El asunto que debería haber sido juzgado en Navarra saltó a Madrid porque se les acusó de terrorismo y de ahí viene todo lo malo. A estos jóvenes, a los que yo ni conozco aunque sí a sus familias les están imponiendo unas penas absolutamente desproporcionadas.

 ¿Justifico la actitud de esos  chicos? Pues no, de ninguna manera. A mí me parece mal que cualquiera vaya pegando por ahí al amparo de la noche y del alcohol y me da igual quién sea el agredido, lo que está mal, está mal lo haga quien lo haga. La Audiencia Nacional desestima lo de “atentado”, vale, pero ¿y los años de cárcel a los que se les condena? ¿Recordáis el asesinato de Ángel Berruela en Martín Azpilicueta? ASESINATO. Bueno pues fueron entre 13 y 15 años. ¿Es lo mismo? ¿Es justo que sea la misma pena?

 No entiendo de leyes y por lo que veo de casi nada. Asisto perpleja a los actos de la extrema derecha en mi pueblo, me indigna la manera rastrera que tienen de buscar votos, de mentir, de hurgar en las heridas. Alsasua no es un plató se televisión donde vosotros os sentís tan cómodos, donde nadie tiene narices de deciros cuatro verdades.

 Políticos, medios de comunicación, títeres tertulianos y demás personajes que pululáis por los chiringuito del poder si nunca os habéis molestado en saber quiénes somos ni de qué vivimos ni cómo vivimos ¿queréis hacer el favor de dejarnos en paz, de no volver a mi pueblo a pescar votos en ese río tan sucio en el que os bañáis? ¿Podéis dejar de demonizar a mi pueblo? Basta ya, hombre, basta ya.

 

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